Se me ocurrió una idea poco original, vino de repente, la pesqué del aire, como a una ramita que un día de otoño, vino a aventurarse. Al principio la miré com lejanía y cautela, como quien desconfía de lo que es sencillo. No quise aceptarla ni dar bienvenida, como si aquella idea nacida de nada, no fuera ni mía, ni tampoco ajena. Hubiera querido que siga su viaje, leve y flotante y de mí, separada. Pero las cosas que nacen de nuestra propia médula, aún cuando parezcan livianas y libres, tienden a volverse testarudamente, a reclamar un espacio junto a la madre patria.
No quedó otra opción que aceptar que ella- simple y cotidiana- era justamente creación mía. Es que se parecía sin ninguna verguenza, a una idea que sin dudas ni ningún esfuerzo, cualquier otra persona podria haber formulado. La sentía yo misma una reproducción más, de algo que anteriormente ya estaría dado. Una idea que- aparentemente- no traería nada de enriquecimiento. Una prescindible creación más, de las que vive el hombre por pura compulsión, de crear.
Sólo un tiempo luego y sin ni poder preverlo, fue que más liberada de prejuicios, se me ocurrió que la existencia misma de una idea bien poco deslumbrante, podría justamente ser una expresión mayor, de rebeldía.
Aceptando primero y ya después amándo a esa hija bastarda, a mi inventiva tan poco elaborada, fueron germinando de ella, como aves, muchas otras que abrieron buen acceso, a todos esos mundos repetidos. De existencia doble y siempre com sus sombras, cada ramificación permitió el alcance de tantos caminos, tantas veces abortados. Y retomando ingenua y com cara brillosa, miré un poco remordida a esa primer ramita, que suelta y relajada yo hubiera querido, desatender. Con gran maravilla y ya liberada del peso que ejerce la creatividad forzada, pensé cómo sería un buen itinerario, dónde ninguna ruta fuera previamente, cerrada. Con entusiasmo y ganas pensé en que construyamos, caminos posibles aún cuando no vayan, a ningún lado. Abrir las percepciones que aunque poco originales, permitan pasar sin tener que-obligatoriamente- llegar.