Trasladar al plano de la creación la fervorosa voluptuosidad con que, durante nuestra infancia, rompimos a pedradas todos los faroles del vecindario. O. G.

¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?
Olga Orozco


Y vos estás ahí-del otro lado-, mirándome mirar, invitándome a saltar. Y yo, desde éste lado, junto al precipicio, cuento mis tropiezos, palpo mis escamas.
Te miro y me mirás y estás tan cerca. Me mirás y sé que desafiás, como a un pez un anfibio, como la mermelada al pan. Y yo sé: no podré saltar. Y vos dale salta y yo ojos de alambre. Miro abajo y sé, estamos alto. Estamos alto y confirmo, hemos subido.
Y ahora aquí tan alto, al mirar tus ojos, sé que me esperás. Esperás que vuele, me retás a que salte. Miro tus ojos y hacia abajo. Miro hacia abajo y a tus ojos.
Sí, estamos alto y debo admitir, que no me faltan las ganas de caer.
Miro a tu lado y sé: ése es el tuyo, es mi otro lado. Veo mis ojos en tus ojos. “No, gracias, yo no salto”, quiero decirte. Te lo explico pero nada, nada cambia. Sigues ahí y mirás desafiante. “Estamos alto y yo me caigo”, te susurro.
Yo sé que no podré cruzar, pero al menos, tus ojos podrán ser hoy mi punto fijo. Al mirarlos, tal vez no me maree. Estás del otro lado, ya lo sé, pero puedo al menos mirarme en tu mirada. Nuestros ojos en un solo ojo, son pese a todo el coito más cercano.
Y al mirarte y no saltar de pronto pienso: ¿Y si soy yo la que mira desafiante y te invita a pasar al otro lado? Cuento las auras que rodean tu pupila, me hipnotiza cada brillo en tu retina. “Qué lastima, no saltás” de golpe digo y me concentro en tus ojos de gusano, en tu mirada sabor mate cocido. Estamos alto y cerca del precipicio y mirándote mirarme distraída, me doy cuenta, inesperadamente, que ya no hay otro lado, que he saltado, que estamos juntos y alto, mirando el precipicio, con ganas de caer.

4 comentarios:

si tienes vos, tienes palabras. dejalas caer