ya mirábamos
el cielo.
Y en el instante siguiente
empezábamos
a amarlo.
Como quien no quiere la cosa
supimos
asombrarnos
ante el mismísimo y fiel papel de diario.
De golpe y sin intención
nos sabíamos
poderosos,
omnipotentes, cascabeles.Sin saberlo ni soñarlo
nos creíamos
libres.
Caminando y caminando
nos acercábamos
al cielo.
Y de nubes grisáceas
se pobló
nuestra visión.
cuando inocentes felices
comenzamos
a desradicalizarnos
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si tienes vos, tienes palabras. dejalas caer